La caminata con raquetas es la mejor alternativa para aquellos que suben a la montaña y no se animan a esquiar. Todo lo que hay saber: días, precios y horarios.
Dentro de la gran cantidad y variedad de actividades que se pueden realizar en el Cerro Catedral hay una que todas las temporadas convoca a un gran número de turistas. Y esa es la caminata con raquetas, que permite recorrer sectores que son poco transitados y que ofrecen una vista privilegiada del lago Gutiérrez.
Las raquetas son muy fáciles de usar. Cuentan con un agarre muy firme para sujetarlas al calzado, y permiten caminar por la nieve sin hundirse. Además, se las usa acompañadas de dos bastones de esquí, para poder tener un mejor equilibrio y así perfeccionar la técnica.
Hay un solo requisito para poder vivir esta experiencia: calzar más de 36. La primera razón de esta restricción tiene que ver con el agarre de la raqueta. Pero también apunta a garantizar que los más chicos no puedan participar de una travesía que, aunque no tiene mayores riesgos, sí puede generar algunas caídas.
Las caminatas se realizan todos los días, a las 13.30 y a las 15, con una duración de una hora y media, partiendo desde una cabaña junto a la terminal Amancay. Y siempre se hace con la compañía de un guía, que lleva a los turistas a visitar refugios y pequeñas cumbres, y a dar un breve paseo por el medio del bosque. La actividad se contrata en el lugar o en la base del Cerro, y tiene un costo de $450 por persona.
Algo importante es no olvidar llevar siempre ropa abrigada y/o equipo de nieve impermeable, además de guantes y gorro de lana. Y se recomienda protector solar y anteojos de sol, porque los rayos solares se reflejan mucho en la nieve.
“El recorrido lo variamos en cada salida. Es un paseo guiado, de dificultad media, y sirve para conocer información del lugar. Los grupos nunca son de más de 13 personas, por una cuestión de seguridad. Y no está pensado para los que suben a esquiar, sino para peatones”, cuenta Ignacio, uno de los guías de la actividad.
De eso se trata, justamente: de contar con una propuesta muy seductora para quienes siempre buscan una manera alternativa de disfrutar de la montaña en invierno, sin tener que esquiar o practicar snowboard. Y esta caminata tiene un plus más que interesante: el poder disfrutar de una panorámica mágica del atardecer en Bariloche.